"Era febrero del 2014 y estábamos ante las eliminatorias de la Copa Libertadores de América, la competencia a nivel de clubes más prestigiosa del fútbol sudamericano. En esa etapa, Real Garcilaso —equipo cusqueño fundado en el 2009 y novato en la copa— jugaba contra el Cruzeiro, uno de los equipos más exitosos de Brasil y dos veces ganador de la Copa. Los días previos al partido del 12 de febrero, la prensa deportiva peruana ya anunciaba al oponente extranjero como la “Bestia negra” (Líbero, 12 de febrero del 2014), un equipo temido, que entre sus jugadores contaba, además, con la “bestia” Julio Baptista (Líbero, 11 de febrero del 2014). Lo que sucedió luego pasaría a ser un hito en la historia del racismo peruano. Contra todo pronóstico, Real Garcilaso, un equipo con menos presupuesto y reconocimiento que Cruzeiro, ganó el partido. En una cancha provinciana, en la ciudad de Huancayo, a más de tres mil metros de altura, frente a una afición que pocas veces tiene la oportunidad de ver un encuentro como este, se encendió la esperanza de que Real Garcilaso llegue lejos en la Copa Libertadores. La noticia en los diarios al día siguiente podría haber sido que un pequeño equipo peruano había logrado ganarle a un equipo de Brasil, país cantera de cracks futboleros. En su lugar, medios brasileños y peruanos hacían eco de una denuncia de discriminación racial por los gritos de la hinchada durante el partido. Cada vez que Paulo César “Tinga” Fonseca tocaba el balón, los aficionados en las tribunas gritaban al unísono. La denuncia hecha por Tinga ante la Confederación Sudamericana de Fútbol —conocida como la CONMEBOL— se inscribe en un fenómeno mayor en el Perú. Un estudio hecho por el Ministerio de Cultura sobre la discriminación racial en el fútbol peruano ubicó diecisiete casos de racismo entre el 2013 y el 2015. Dicha lista no tiene en cuenta la denuncia de Tinga, por tratarse de un torneo internacional; sin embargo, este último comparte con los otros casos una característica: todos tienen como protagonista a un afrodescendiente. Lo sucedido en Huancayo tuvo un impacto tal que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el presidente de Perú, Ollanta Humala, se pronunciaron en contra de este tipo de manifestaciones (Straub y otros, 2015). Así, el tema del racismo fue puesto nuevamente en la agenda mediática del Perú. Finalmente, el 24 de marzo del 2014, el Tribunal de Disciplina de la CONMEBOL decidió sancionar al club Real Atlético Garcilaso de Perú con USD 12.000 “por los cánticos de naturaleza racista entonados por parte de un sector de sus aficionados." (Página 114-115)