"Desde Venezuela, en pleno siglo XXI, es válida la discusión sobre la necesidad de formular políticas públicas democráticas para las comunicaciones. Partiendo de que cuando se habla de políticas públicas se concibe la posibilidad de prácticas incluyentes, en las que se abra el horizonte de representación diversa en la construcción de lo cultural nacional, y ello en la práctica puede estar garantizado por distintos niveles de participación ciudadana en el proceso de concebir, diseñar y ejecutar planes en el sector comunicacional. Una política pública no podría reducirse, en el contexto actual, a garantizar difusión y ampliar la recepción, que aun cuando pueda ser de mensajes concebidos desde otra óptica cultural serían igualmente unilaterales. Es por ello que coincidimos con diversos autores en resaltar la necesaria activación de ejes que desde los distintos escenarios sociales pasen por la experimentación, la apropiación y la invención por parte de los ciudadanos en una relación dialogante con el universo comunicacional, ya que –hasta ahora– solo han tenido la posibilidad de acceso, en el mejor de los casos. Esto requiere que la comunicación sea desplazada desde los medios hacia la mediación y reconocimiento sociales, como sostenía Martín Barbero, fallecido en 2021. Hoy diremos que debe ser entendida más allá de las redes sociales tecnológicas para llevarlas a verdaderas redes sociales de diálogo entre los ciudadanos. Con esta concepción democrática de políticas públicas debemos considerar que cuando hablamos de sociedad hablamos de un conglomerado plural, en el que se incluyen el Estado y sus instituciones, las y los ciudadanos, el mercado y las empresas privadas, el mundo comunicacional comunitario y universitario, así como los partidos, movimientos y organizaciones sociales." (Páginas 197-198)